Cuando estamos felices , cuando nos sentimos bien , ni siquiera nos damos cuenta de que el tiempo pasa, es más incluso nos gustaría que se parara y a veces lo conseguimos tocando esa puerta abierta a la eternidad que es el momento presente, vivimos el paraíso aquí. Son momentos luminosos ,plenos, sin embargo la otra cara de la moneda es cuando nos toca vivir lo denso,aquello con lo que sufrimos y que, si pudiéramos por nuestra parte , lo rechazaríamos… cuando es realidad es lo que necesitamos para madurar, para crecer, para evolucionar..
Es como si se nos dijera que todo lo que vivimos tiene dos caras… luz y oscuridad… alegría y tristeza…. acción y pasividad y tenemos que integrarlo en ese centro…en esa profundidad…en esa parte divina, la más elevada de nuestro ser. Es algo de dentro afuera y no al revés ….y sucede a pesar nuestro (queramos o no) solo dejando a la Divinidad actuar, dejándonos traspasar y después de rendirnos …y de haber sido moldeados por el dolor, porque es cuando la mente, cansada, menos interviene…así es como Dios se experimenta a través de nosotros…y nos divinizamos.
Es un despertar de la conciencia, con el reconocimiento del ser, del sí mismo en nosotros…
Es …como un comprender desde el corazón…
Cuando estamos confusos es buena señal…es que va a haber grandes cambios en nuestra conciencia y en nuestra comprensión.
Rosa Mary De Torres Villagrá
Mayo/2019