Vivir sin expectativas es vivir fluyendo a lo que la vida nos trae, soltando apegos y todo lo que nos ata o nos crea dependencia.Es dejarse sorprender, porque cuando lo tenemos todo atado y bien atado no dejamos espacio a lo nuevo, a los regalos que nos puedan llegar, ya que tenemos nuestras propias ideas de lo que nos hará felices o infelices y el Universo es mucho más sabio que nosotros y a veces hace unas carambolas tremendas para traernos lo que deseamos.
¿Cómo compaginar nuestros deseos con el no tener expectativas? sencillamente lanzando nuestra petición desapegándonos del resultado , aceptando en nuestro interior que lo que nos llegue será lo mejor.Lo cual no debe confundirse con la resignación victimista del ¡qué remedio,qué le voy a hacer!; su marchamo es la paz serena que nos invade, a diferencia de la resignación que está llena de amargura.
Para conseguir ese estado de gracia no hay sino que vivir el momento presente totalmente, sin grietas ni aberturas al futuro que trae los miedos y las preocupaciones o al pasado que nos hace sentir culpables en vez de responsables.En pocas palabras vivir con atención despierta, que una parte de nosotros, el testigo, esté ahí ojo avizor, dándose cuenta del sufrir, del gozar, del vivir.
Rosa Mary De Torres Villagrá